Historia / Referencias históricas

 

         

            Resulta que el horario hábil de trabajo que estaba establecido antiguamente, era el que había que trabajar todos los días de lunes a sábados, y sólo se descansaba un poco, los domingos y los días de fiesta que eran respetados de costumbre en el entorno, y vaya que en estos días, la jornada laboral era de sol a sol, y digamos que especialmente y casi exclusivamente, el trabajo que había para los hombres y para las mujeres, era el denominado “De Sol a Sol”, lo que        quería decir que había que estar en el trabajo, antes de que saliera el sol, y luego terminaría la jornada cuando el sol ya se empezaba a poner, y era un estado en que el tiempo estaba entre claro y turbio, lo que tiene una denominación de “Está Pardiando”. El horario de ocho diarias, se fue estableciendo a partir del año de 1.950, con sueldo decente, y luego se fue consolidando.

            Los amos, dueños o más bien denominados “caciques”, aprovechaban de hacer los trabajos largos o más importantes, aprovechando las épocas de verano, cuando los días son mucho más largos, y especialmente las tardes, y eran muy largas aprovechadas.

            La mayor parte de la gente que trabaja a sueldo o salario antes, era en calidad de empleados, obreros, peones, jornaleros o braceros, porque los labradores o agricultores, que cogían un buen grupo de personas, aparte de algunos otros, eran muy pocos.

            Las personas que trabajaban antiguamente, tenían que levantarse de madrugada, y se daba el caso de que a veces,  los obreros, por descuido, podrían llegar muy pocas veces, a las fincas o puesto de trabajo, después de salido el sol, y era tanto el respeto y la responsabilidad de los trabajadores, que muchos obreros se iban para sus respectivas casas, sin empezar a trabajar, y por tanto perdían el día y el jornal, por vergüenza, y eso cuando las necesidades económicas eran muy acuciantes. Pero las verdad es que no sólo iban los hombres al trabajo, pues también iban las mujeres o peonas, y también se levantaban de madrugada para asistir a sus trabajos en las fincas, y por desgracia, algunas mujeres sufrían amagos de  acoso sexual en especial de los amos o caciques.

            Los derechos que tenían los peones y peonas o asalariados, en la antigüedad, lo que se llamaba  “Allentar”,  que era al fin el descanso, y ello consistía en un alivio de media hora aproximadamente, y por las tardes tenían derecho a dos descansos, o mejor, estos descansos tenían un nombre característico, que era “La Fumada”, que era como se llamaban habitualmente estos descansos, que eran realmente de tres al día, aunque en los días chicos sólo eran dos, uno de mañana y otro de tarde.

            En aquellos tiempos antiguos, hay que tener en cuenta que eran muy pocas las personas que tenían reloj, pero por la práctica, calculaban la hora con bastante facilidad orientándose tan sólo por la sombra que creaban los rayos del sol.

            Pero hay que tener en cuenta además, que en muchas ocasiones, las fincas a las que había que ir para trabajar, estaban bastante lejos, a veces a varios kilómetros, y los obreros tenían que madrugar lo suficiente, para estar en el puesto de trabajo, antes de que saliera el sol, y ese trayecto se hacía caminando, aunque a veces y algunos lo hacían mediante el auxilio de un burro, pero los más, lo hacían a pié.