PUEBLOS:   Punta  Mujeres

 

 

Fuente: Diario de Lanzarote

10-05-2013

Por R. PARRILLA

 

Juan Valenciano Placeres:"Los accidentes en el buceo se deben casi siempre a excesos de confianza"

 

Su afición y cualidades como fotógrafo submarino le llevaron de forma inesperada a formar parte de la última expedición científica internacional que en octubre de 2011 se sumergió en el Túnel de la Atlántida (Jameos del Agua), convirtiéndose en la única persona que ha fotografiado las tres nuevas especies descubiertas. Junto a esta experiencia "única" Juan Valenciano suma otras "inolvidables" en sus miles de horas de inmersión como cuando buceó entre tibu­rones en Indonesia, entre mantas gigantes en la Maldivas o en las cristalinas aguas del Mar Rojo, que "parecían un acuario".

 

Pero si hay unos fondos marinos que conoce de verdad el que a su vez es presidente del Club de Activi­dades Subacuáticas de Punta Mujeres estos son los del norte de Lanzarote y los del Archi­piélago Chinijo, que a su juicio "muy poco tienen que envi­diar" en cuanto a espectacularidad y diversidad biológica a los afamados de El Hierro, "por no decir lo contrarío, por­que si no dicen que tiro para casa". Y aunque ve lógico que para bucear en esas aguas haya que pedir un permiso especial, al tratarse de una Reserva Ma­rina, lo que sí rechaza es la for­ma "tan restrictiva" en que está regulada la práctica del buceo en general en las Islas.

 ¿Por qué eres tan crítico con la ley canaria que re­gula el buceo?

 Porque no tiene en cuenta a los clubes deportivos ni a los centros de buceo. Está hecha por alguien que no ha buceado nunca. La cambiaría totalmen­te. Si se cumpliera a rajatabla aquí no bucearía nadie. Por ejemplo, no permite entrar desde tierra a bucear a no ser que tengas una embarcación de apoyo. O sea que se supone que cualquiera que quiera bu­cear tendría que pagar el alqui­ler de un barco. Parece como si diera por hecho que los buceadores fuéramos a hacer algo malo, cuando nuestra única intención es disfrutar de lo que vemos debajo del agua.

 ¿Qué es lo que más te atrae del buceo deportivo?

Es lo más relajado que hay y te permite desconectar. Se trata de disfrutar de toda la fauna y flora que ves cuando estás bajo el agua sin tocar ni alte­rar nada. Eso no quiere decir que esté en contra de quien practica la pesca deportiva a pulmón libre, que para eso también está regulada. Pero lo nuestro es distinto. Vamos con botellas de aire y las inmersio­nes pueden durar más o menos una hora. Lo normal es sumer­girnos entre 20 y 30 metros de profundidad, hasta donde lle­ga la luz natural. Aunque tam­bién buceamos de noche con focos. Es otro mundo porque la vida nocturna debajo del agua es muy diferente a la que ves de día.

¿Te has visto alguna vez en apuros?

Nunca, ni siquiera cuando nos hemos encontrado con algún tiburón, porque lo normal es que cuando ven a una persona den la vuelta y se marchen. No tienes que pasar ningún peligro si cumples con unas normas mínimas de seguridad: bucear siempre acompañado, revisar bien todo el equipo antes de tirarte, no meterte en sitios donde haya mucha corriente o con mal tiempo, no bajar a profundidades donde el aire ya se vuelve tóxico -por ley no puedes bajar de los 40 me­tros- o hacer bien la descompresión mientras vuelves a la superficie, por ejemplo. Los ac­cidentes se deben casi siempre a imprudencias por exceso de confianza.

¿Cuál es el mejor recuerdo que guardas buceando?

Tengo muy buenos recuerdos ele cuando he estado en las Maldivas, Indonesia, Cuba, el Mar Rojo... pero al ser más reciente lo más grabado que llevo ahora es cuando entré hace año y medio al Túnel de la Atlántida de los Jameos del Agua con una expedición cien­tífica internacional. Fue por casualidad. Estaban buscando un fotógrafo para las inmer­siones, preguntaron en el club, me hicieron una prueba y me pidieron que les acompañase. Bucear en un túnel es diferente porque una vez te metes ya no puedes salir a la superficie a no ser que vuelvas hacia atrás.

¿Sale muy caro bucear?

 De entrada te puede salir por unos mil euros, porque tienes que pagarte un curso para ob­tener la licencia y sacarte un seguro; comprar el equipo pe­sado (chaleco, regulador y bo­tella) y el ligero (traje, aletas, gafas y tubo). Aunque también se puede alquilar. Si te dedicas a la fotografía submarina ya es otra historia porque las cámaras fotográficas sí son caras. Antes había competiciones en Cana­rias en los que el ganador podía llevarse hasta 8.000 euros, pero ahora con la crisis...